Comentario
Lo que comenzó como contraataque británico para defender Egipto, a punto termina con la presencia italiana en Libia. Pero Churchill frenó su avance y envió fuerzas de Oriente Medio a Grecia, a la que Italia había atacado en octubre de 1940.
Esto iba a cambiar el panorama militar en el Mediterráneo. Mussolini había rechazado la ayuda alemana en sus empresas (aliados, pero cada uno a lo suyo), lanzándose a una guerra paralela. Pero reconsideró su postura en enero: aplastadas sus tropas en África y atascadas en Grecia, invitaba a Berlín a compartir la tarta mediterránea.
Con las primeras tropas expedicionarias germanas llegó Erwin Rommel a Trípoli el 12 de febrero de 1941. Después de fracasar en Inglaterra, Hitler parecía decidido a jugarse la carta mediterránea. Mas no se emplearía a fondo porque su jugada, a la que todo debería supeditarse, era la invasión de Rusia (3). Pronto, por ello, el ejército de Rommel se convertiría en el ejército olvidado.
El envío de Rommel a África tenía por finalidad evitar el desplome italiano y que los ingleses alcanzasen la frontera de Túnez. Se impedía así que el ejército de Vichy sintiera la tentación de pasarse al de la Francia Libre.
No se pensaba, desde luego, en llegar al canal de Suez. Pero las campañas de Rommel, que sedujeron al mundo, fascinaron incluso a los que le colocaron allí con otra misión.
Contra toda lógica, Rommel cosechó grandes éxitos. Combinó el "bluff" y el riesgo calculado, un gran talento y un dinamismo sin freno. Era un genio táctico. Pero sus adversarios no fueron tan incompetentes como para desaprovechar sus dificultades logísticas, objetivamente insuperables.
Llegó a Libia a los cuarenta y nueve años. Había ascendido de coronel a teniente general en cinco años. Hizo la campaña de Francia al mando de una división acorazada en la que cumplió los objetivos que se le encomendaron, capturando 100.000 prisioneros y un material bélico triple del que llevaba su división.
A Trípoli llegaban ya los primeros contingentes del Afrika Korps, cuerpo especial formado por la 5ª División ligera y la 15 blindada. Antes de terminar febrero, las primeras unidades alemanas entablaban escaramuzas con las británicas mientras Rommel sobrevolaba diariamente el desierto para familiarizarse con el nuevo escenario de guerra.
Su genio táctico valoró rápidamente la situación, las posibilidades que le permitía el desierto, las debilidades inglesas. Su dinamismo le hizo sentirse prisionero de las trabas burocráticas inherentes al acondicionamiento de unas tropas que venían a cuentagotas.
Hasta mediados de abril no contaría con la 5ª División completa y hasta finales de mayo no dispondría de la 15. El mando le ordenaba aguardar la presencia de todas las fuerzas para contraatacar. Pero Rommel, en cuanto pudo tener 50 blindados, decidió operar por su cuenta. El general que vence, siempre tiene razón.
Su carrera en África, por tanto, empezó por una doble desobediencia: atacó el 31 de marzo sin esperar órdenes, con media división italiana y media alemana y con sólo cincuenta carros germanos. Y calificó su acción de tanteo contra las fuerzas británicas en El Agheila.
Seguido de lejos por dos divisiones italianas, avanzó 250 kilómetros en una semana. El 3 de abril los británicos evacuaban Bengasi y el 7 se rendía en Mechili una brigada motorizada junto con otras tropas en retirada.
El 11 de abril las tropas británicas cruzaban en retirada la frontera de Egipto dejando tras ellos una posición fortificada, Tobruk. Rommel había tomado en dos semanas lo ganado por lo británicos en dos meses. Comenzaba el rigodón del desierto.